Una caja sin llave
Podcast de No1
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4 episodiosTraigo pena, una penas que apenas se hace notar...
Confusión, eso es lo que siento cuando estoy con vos. Confusión es la palabra más usada cuando uno no quiere quedarse o busca huír. Confusión, es lo que sentí toda mi vida. Confuso es el domingo, que te hace darle vueltas a cosas redundantes. Confuso, es estar conmigo y confusión, es lo que siento hoy sin vos. ¡Qué confundido estoy! Confusión también puede ser certeza, o también tristeza. Mi cabeza hoy intenta procesar el sonido tan lejano y poco nítido, pero tan tuyo, que me queda de algún recuerdo por las calles de esta ciudad y, entre el sonido de las gotas que caen de la canilla de la cocina que tengo que arreglar, pero que ahora no puedo; no tengo plata, ni espacio, ni tiempo. Confusión puede ser el detalle que le pones a cada situación que me contas, y que repetís. Confuso puede ser el acto de escribir sin dirigirte a un sujeto. ¿Escribo de mi o escribo de vos?, ¿o me escribo a mi de vos?, ¿quién sos vos o quién soy yo? Ya ni las palabras me alcanzan para tratar de expresar lo que siento por vos. Y la verdad, no sé si quiero saberlo. Prefiero sentirlo y ya. No te quiero confundir con alguna palabra, ni me quiero confundir más. Lo que siento por vos es confuso, pero es cierto. Lo que siento hoy se escapa de la literalidad de las palabras, quizás por eso no encuentro una y he ahí lo confuso. No me insistas más, déjalo así, que bastante confuso ya estás. Escribo de mi, por vos y escribo de mi, para mí.
Son las cinco y cuarenta y dos de la mañana y me despierto un tanto extraño porque siento la curiosa necesidad de escribir ésto, y vos sabés cuán curioso soy, surge de mis adentros. Quiero dormir pero me vuelvo a ésto, a lo que siento. Paisajes en flashes sacudiéndome, me arrastran, me invaden. Yo me dejo arrastrar, ¡y cómo no hacerlo! si entre tantos paisajes me invade el tuyo. Me arrastro. Esa última vez que te miré a los ojos y te dije, cómo en otras ya lo había hecho, “nos vemos a la vuelta”. Sin pensar en lo que venía supuse un tiempo. Ahora vuelvo a dormir, pero antes te recuerdo bien, porque leí por ahí, que así quizás, te vuelva a ver en un sueño.
Se llenó de ruido mi cabeza y mi casa hace silencio. Los fantasmas abren la puerta y se presentan. Son un montón, perdí la cuenta. El sonido del viento irrumpe como si le incomodase el silencio y me recuerda, que es Domingo, y a los fantasmas les encanta salir a jugar los Domingos.
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