Antes de perder la paciencia

Este es un capítulo al que siempre podremos volver en busca de un poco del aire fresco que siempre circula alrededor de una pelopincho. Nada requiere de tanta disciplina como no hacer nada, y en esta edición de #AntesDePerderLaPaciencia le buscamos la vuelta a la magia milenaria que nos invade cada vez que nos dedicamos a vaguear frente a un espejo de agua. Leemos a Lorrie Moore y a Idea Vilariño, e intentamos hacer un poco de todo y mucho de nada antes de perder la paciencia.

Cantar no es un arte que se perfecciona. O en todo caso es mucho más que solo eso. Cantar, cuando se nos da la gana y a cuento de nada, es un acto liberador. Es divertido, nos interpela, pone a funcionar los rulemanes más complejos de ese engranaje que a veces nos deja a pata. Es quizás una síntesis de todas las cosas bonitas que los seres humanos somos capaces de hacer. En este episodio de #AntesDePerderLaPaciencia nos tomamos unas birras y entonamos a Montaner, nos bajamos una capirinha mientras leemos a Roberto Arlt, y cerramos con una buena taza de café con leche reparador mientras repasamos algunos poemas y Pornosonetos de Pedro Mairal. Todo, claro, antes de perder la paciencia.

¿Qué significa estar mal? ¿Es lo mismo que estar enfermx o triste? Ponerle el cuerpo a lo que nos pasa, incluso cuando no podemos ponerle un nombre, es un ejercicio tan complejo como necesario. En este capítulo de #AntesDePerderLaPaciencia, intentamos desandar ese camino que se nos abre cuando las cosas no nos salen como las esperamos. Leemos a Virginia Woolf y a Florencia Kirchner. Y hablamos en plural, aunque la voz sea una sola.

En este episodio de #AntesDePerderLaPaciencia nos hacemos tiempo para hurgar entre los papeles viejos, los rincones olvidados y las medias desparejas. Limpiar puede llegar a ser un poco más que ese ejercicio obligatorio de poner todo en su lugar (un poco, no mucho más). En esta ocasión leemos "Buenos días, guapa" de Maxie Wander y nos adentramos en la obra de José Sbarra mientras tarareamos algún lento de los 80s que nos inspira a fregar los muebles y trapear la cocina. Todo junto, claro, y antes de perder la paciencia.

Se esconde algo en el gesto universal, pícaro y entrañable de robar un encendedor: la posibilidad de llevar en un bolsillo algo de magia, a un chispazo de distancia. Hay mucho que puede decirse (o escribirse) sobre el fuego, pero en este episodio de #AntesDePerderLaPaciencia nos detenemos en una de sus tantas facetas: su condición de efímero. Acompañamos esta fogata con un texto de Clarice Lispector y algunos poemas de Gustavo Yuste.