Real Politik FC

Luka Modrić no es solo uno de los mejores centrocampistas del siglo XXI: es el símbolo viviente de la nueva Croacia que renació de las cenizas de Yugoslavia. Con apenas seis años, presenció el asesinato de su abuelo por paramilitares serbios, huyó de su aldea natal y aprendió a jugar al fútbol en el parking de un hotel para refugiados mientras esquivaba las bombas. Desde esas espinilleras de madera que le fabricó su mentor hasta convertirse en el primer croata en ganar el Balón de Oro, la historia de Modrić es la de una generación dorada forjada en el trauma de la guerra pero que transformó el dolor en gloria futbolística.

En los Balcanes, el fútbol nunca ha sido solo un juego: es el campo de batalla donde se libran las guerras étnicas, religiosas y nacionalistas que han desangrado la región durante décadas. Desde la Yugoslavia de Tito que usaba el balón como herramienta de unidad, hasta la patada de Zvonimir Boban al policía yugoslavo que anticipó las guerras de los 90, descubrimos cómo Croacia y Serbia se convirtieron en la cara y la cruz de una misma tragedia. Analizamos por qué los croatas triunfan en cada Mundial mientras los serbios fracasan sistemáticamente, cómo los ultras del Estrella Roja se transformaron en paramilitares genocidas, y por qué el presidente serbio necesita a las barras bravas para mantenerse en el poder.

George Best fue mucho más que un genio del balón: fue el primer icono pop del fútbol mundial, una superestrella que brilló en Old Trafford mientras su Belfast natal se desangraba en The Troubles. Criado en un barrio protestante pero adorado por toda Irlanda, Best se negó a posicionarse políticamente durante el conflicto norirlandés, una decisión que le granjeó críticas de ambos bandos. Entre amenazas del IRA, escoltas policiales y la presión de ser el rostro más famoso de una región dividida, la historia de Best plantea una pregunta que sigue siendo actual: ¿deben los futbolistas mojarse políticamente o tienen derecho al silencio?

Irlanda es quizás el único lugar del mundo donde apoyar a un equipo de fútbol puede costarte la vida. En este episodio descubrimos cómo la partición de 1921 creó dos selecciones que compitieron bajo el mismo nombre, por qué el Celtic de Belfast tuvo que exiliarse a Nueva York antes de desaparecer para siempre, y cómo un simple partido de Copa de Europa se convirtió en la "batalla de Oriel Park". Desde las gradas del Celtic de Glasgow plagadas de banderas irlandesas hasta Martin McGuinness sacando explosivos de un cementerio para salvar un partido, esta es la historia de cómo el fútbol se convirtió en el campo de batalla de un conflicto que duró décadas.

Lo que comenzó como violencia espontánea en los estadios argentinos se ha convertido en una industria criminal que factura millones. Las barras bravas controlan desde la venta de entradas hasta el narcotráfico, sirven como fuerzas de choque para políticos y empresarios, y han causado 352 muertes documentadas. Desde la dictadura que quería usarlas para reprimir manifestaciones en el Mundial de España 82, hasta Cristina Kirchner pagándoles viajes al Mundial de Sudáfrica, pasando por líderes que se casan con fiscales como invitados, descubrimos cómo estos grupos han pervertido el fútbol argentino hasta convertirlo en una guerra de gángsters donde hasta los hinchas del mismo equipo se matan entre ellos.