
Buenos Días Devocionales
Podcast af Roberto Amorim
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¡BUENOS DÍAS! EL “NO” DE DIOS Todos alimentamos sueños y esperanzas en esta vida. Hay muchos deseos en nuestro corazón. El problema es que no siempre estamos dispuestos o preparados para recibir de Él un “NO”. Vivimos siempre en la expectativa de que Él diga “sí” a nuestras voluntades, deseos y sueños. En 1 Crónicas 28.2, 3 David convocó a todos los principales líderes de su gobierno y les dijo: “…Oídme, hermanos míos y pueblo mío: Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Pero Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre...” David fue claro en afirmar a todos sus líderes el Señor le había dado un “NO” a sus planes y sueños. En vez de reaccionar con rabia, auto piedad, amargura, resentimiento o decepción, David aceptó el “NO” del Señor con un corazón rendido y agradecido. No siempre reaccionamos como David. Cuando Dios dice “NO” tenemos la tendencia a pensar que Él tal vez no haya entendido bien lo tanto que nuestro deseo y sueño era algo realmente importante para nosotros. Pero el real problema es que en fondo todavía no confiamos lo suficiente en Dios que siempre actúa amorosamente a nuestro favor, y no nos damos cuenta que por detrás de Su “no” hay o un libramiento o algo mejor en el futuro para nosotros. A pesar que no siempre sus deseos y sueños sean realizados, y eso de alguna forma venga a causarle un cierto grado de dolor y decepción, es necesario que usted crea y se rinda al Señor. Alegremente reciba y acepte de Dios tanto el “no” como el “sí”. ¡Confíe en Dios! Crea que Su “no” hoy es el camino para Su “sí” mañana. ¡Que tenga un Buen Día!

¡BUENOS DÍAS! DIOS Y SU DOLOR Las dificultades y los dolores de la vida son reales y en algún nivel ellas estarán presentes en su vida. Usted no debería huir o ignorarlas, al contrario, usted necesita buscar el propósito de las mismas, pero usted no podrá hacer eso sin Dios. Solamente Dios conoce muy bien lo profundo de su dolor. Él ve cada miedo, cada lágrima y cada desespero, pues Él está cerca. El salmista afirmó en el Salmo 34.18: “Cerca está el Señor de los que tienen el corazón quebrantado y salva a los de espíritu abatido”. Ante su dolor, Dios ofrece no solamente Su presencia, pero también Su consuelo y tranquilidad. Pablo dice, en 2 Corintios 1.3-4: “¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación! el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones…” Dios no solamente está cerca, consuela y tranquiliza frente a su dolor, pero él también renueva su corazón. Él le trae Sus grandes y preciosas promesas, como la que está en Isaías 41.10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Por encima de todo, Dios tiene un propósito en su dolor. El principal de ellos es de aproximarle más a Él. En su dolor, no tema. Dios está con usted y usará su dolor para su propio bien, para que usted ayude a tantos otros que pasarán por dolores como los suyos y más todavía, para que Dios sea glorificado. Su dolor en las manos de Dios nunca está perdido. Por tanto, acérquese a Él; cuéntele todo a Él, espere en Él y confíe en Él. ¡Que tenga un Buen Día!

¡BUENOS DÍAS! LA BÚSQUEDA DEL ALMA Salomón afirmó en Eclesiastés 3.11 que Dios “…Él ha hecho todo apropiado a su tempo...” “y ha puesto eternidad en el corazón de ellos…” Las palabras del sabio Salomón pueden ser resumidas en la pequeña oración de San Agustín: “Señor, Tú nos creaste para Ti, y nuestra alma no encontrará reposo hasta que se vuelva hacia Ti”. La cultura mundial enseña a saciarnos de lo que es instantáneo y superficial. En esa búsqueda, el alma se cansa; la vida parece no tener sentido. Existen momentos en que el alma tiene aversión hasta de la propia vida. El vacío golpea; nada satisface; parece que algo falta. Sin duda, falta algo para el alma; falta Dios. La Biblia relata que Dios en la historia se hizo hombre en Jesús, Su Hijo Amado. El Señor Jesús, siendo Dios, vino al mundo y asumió un cuerpo humano para llevarnos de regreso a Dios Padre. Es por Su intermedio que el problema humano con Dios, el pecado, fue tratado en la cruz. El pecado es esa decisión diaria de vivir la vida independiente de Dios. El pecado intoxica la vida, haciéndola vacía y sin sentido. Jesús entonces ofrece a todos la verdadera vida. Mediante Su muerte y resurrección, el camino rumbo a la vida plena es ofrecida hoy y en la eternidad. Él afirma en Juan 10.10: “…Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Solo en Jesús usted encuentra todo lo que supuestamente le está faltando. Usted fue creado por Dios y para Él. Solamente Él puede satisfacer sus anhelos más profundos. Él es lo que su alma está buscando y necesita. Su alma desea por Jesús, y un alma sin Él, vive vacía y sin propósito. ¡Que tenga un Buen Día!

¡BUENOS DÍAS! ACUÉRDESE DE DIOS Moisés en Deuteronomio 6:12 se dirigió al pueblo de Israel antes que entrasen a la tierra prometida, diciendo: “…cuídate de no olvidarte de Jehová…”, Dios había libertado al pueblo de Israel de Egipto, sacándolos de la opresión de Faraón. Él les llevó por cuarenta años por el desierto rumbo a la tierra prometida. Dios sabía que cuando llegasen a la tierra, ellos serían bendecidos en la salud, en la familia y en los bienes. Cuando ese tiempo próspero llegase, era ahí donde residía el peligro; ellos estarían propensos a olvidarse de Dios y a seguir a los ídolos de otras naciones. Infelizmente, fue eso lo que sucedió. Israel no se acordó más del Señor. Como Israel, todos tenemos la tendencia de mantenernos fieles al Señor, buscándolo en oración y dependiendo de Él cuando los tiempos de luchas y necesidades llegan. Pero, como Israel, estamos listos a acomodarnos y a olvidarnos del Señor cuando los tiempos prósperos llegan. Si en tiempos de prosperidad usted se olvida del Señor, eso revela como su corazón está lleno de egoísmo, ingratitud y orgullo. Egoísmo porque usted tiene una relación con Dios pensando apenas en sí. Ingratitud porque usted no lo reconoce como fuente de sus bendiciones. Orgullo porque usted cree en sí mismo y no depende de Él. Olvidar a Dios es un pecado sutil y extremamente peligroso. Que hoy pueda ser el día para que usted vuelva a recordarse de Dios y a retomar con Él una relación de amor, humildad, seriedad y sinceridad. Este día puede ser diferente y puntual en su vida si usted decide arrepentirse de la vida enfocada en sí mismo y volverse a centrar su vida en el Señor. La manera sencilla de proceder para no olvidarse de Dios es recordarse de Él siempre. ¡Que tenga un Buen Día!

¡BUENOS DÍAS! ¿QUÉ ES LO QUE DIRIGE SU VIDA? ¿Qué es lo que dirige sus pensamientos, palabras, acciones y decisiones? ¿Qué es lo que dirige su vida? Muchas personas llevan su vida diaria en función de sus sentimientos. Pero los sentimientos no son confiables porque ellos cambian constantemente. Ellos son como la arena de la playa que siempre se mueve para adelante y para atrás, sea por el agua o por el viento. Nuestros sentimientos son como la arena. Ellos son fácilmente modificados por personas y circunstancias. Podemos estar felices leyendo un libro y, al mismo tiempo, nos irritamos por una mosca que vuela a nuestro alrededor mientras leemos. Nuestros sentimientos son instantes y no debemos confiar en ellos. Nuestros sentimientos nos llevarán a hacer lo que parece correcto o bueno, desconsiderando, a veces, las verdades de la Palabra de Dios. Nuestros sentimientos intentarán persuadirnos a hacer cosas que son contrarias a Dios. Por lo tanto, si queremos agradarle viviendo una vida justa, no debemos confiar en nuestros sentimientos. La Biblia nos orienta a que no seamos guiados por los sentimientos, pero por la fe. Debemos basar nuestras decisiones en las verdades de la Palabra de Dios. En Hebreos 11.27, tenemos el ejemplo de Moisés. El texto dice que “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”. Por 40 años, Moisés lideró un grupo llorón, pendenciero y quejoso que cuestionaba su liderazgo todo el tiempo en el desierto. Él tenía razones para desistir, pero él no actuó, no se dejó llevar por los sentimientos. Moisés miró a Dios y confió en Su Palabra. Como Moisés, no ande guiado por sus sentimientos, pero por fe. ¡Mire a Dios! No se concentre en sus problemas, pues usted se quedará triste, angustiado y deprimido. Mire a Dios, concéntrese en Él y usted entonces tendrá coraje, fuerza y confianza. Aprenda a ser dirigido por la fe y no por sus sentimientos. ¡Que tenga un Buen Día!

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