
Reflexiones diarias Padre Juan Diego Ruiz Arango. Medellín. Colombia.
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Reflexiones diarias de las lecturas por parte del presbítero Juan Diego Ruiz Arango. Todos los días subimos la palabra de Dios y su reflexión.
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Primera lectura Núm 11, 4b-15 Solo no puedo cargar con este pueblo Lectura del libro de los Números. EN aquellos días, dijeron los hijos de Israel: «¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos! En cambio ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná». (El maná se parecía a la semilla de cilantro, y tenía color amarillento como la resina; el pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en la muela o lo machacaban en el mortero, lo cocinaban en la olla y hacían con él hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y encima de él el maná). Moisés oyó cómo el pueblo lloraba, una familia tras otra, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor. Y disgustado, dijo al Señor: «¿Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos, sino que me haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: “Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí con juramento a sus padres”? ¿De dónde voy a sacar carne para repartirla a todo el pueblo, que me viene llorando: “Danos de comer carne”? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, hazme morir, por favor, si he hallado gracia a tus ojos; así no veré más mi desventura». Palabra de Dios. Salmo Sal 81(80),12-13.14-15.16-17 (R. 2a) R. Aclamen a Dios, nuestra fuerza. V. Mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos. R. V. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios. R. V. Los que aborrecen al Señor lo adularían, y su suerte quedaría fijada; los alimentaría con flor de harina, los saciaría con miel silvestre. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya. V. No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R. Evangelio Mt 14,13-21 Alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente Lectura del santo Evangelio según san Mateo. EN aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida». Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, denles ustedes de comer». Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». Les dijo: «Tráiganmelos». Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Palabra del Señor.

Primera lectura Qo 1,2; 2,21-23 ¿Qué saca el hombre de todos los trabajos? Lectura del libro del Eclesiastés ¡VANIDAD de vanidades!, —dice Qohélet—. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado. También esto es vanidad y grave dolencia. Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol? De día su tarea es sufrir y penar; de noche no descansa su mente. También esto es vanidad. Palabra de Dios. Salmo Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R. : 1bc) R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. V. Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornen, hijos de Adán». Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna. R. V. Si tú los retiras son como un sueño, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R. V. Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. R. V. Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R. Segunda lectura Col 3,1-5. 9-11 Busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Colosenses HERMANOS: Si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto; y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes aparecerán gloriosos, juntamente con él. En consecuencia, den muerte a todo lo terreno que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. ¡No se mientan unos a otros!: se han despojado del hombre viejo, con sus obras, y se han revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo, que lo es todo, y en todos. Palabra de Dios. Evangelio Lc 12, 13-21 ¿De quién será lo que has preparado? Lectura del santo Evangelio según san Lucas. EN aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?». Y les dijo: «Miren: guárdense de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios». Palabra del Señor.

Primera lectura Lv 25,1.8-17 El año jubilar cada uno recobrará su propiedad Lectura del libro del Levítico. EL Señor habló a Moisés en el monte Sinaí: «Haz el cómputo de siete semanas de años, siete veces siete, de modo que las siete semanas de años sumarán cuarenta y nueve años. El día diez del séptimo mes harás oír el son de la trompeta: el día de la expiación harán resonar la trompeta por toda su tierra. Declararán santo el año cincuenta y promulgarán por el país liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia. El año cincuenta será para ustedes año jubilar: no sembrarán, ni segarán los rebrotes, ni vendimiarán las cepas no cultivadas. Porque es el año jubilar, que será sagrado para ustedes. Comerán lo que den sus campos por sí mismos. En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad. Si vendes o compras algo a tu prójimo, que nadie perjudique a su hermano. Lo que compres a tu prójimo se tasará según el número de años transcurridos después del jubileo. Él te lo cobrará según el número de cosechas restantes: cuantos más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, tanto menor será el precio. Porque lo que él te vende es el número de cosechas. Que nadie perjudique a su prójimo. Y teme a tu Dios, porque yo soy el Señor, su Dios». Palabra de Dios. Salmo Sal 67(66),2-3.5.7-8 (R. 4) R. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. V. Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R. V. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia y gobiernas las naciones de la tierra. R. V. La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman todos los confines de la tierra. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya. V. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. R. Evangelio Mt 14,1-12. Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús Lectura del santo Evangelio según san Mateo. EN aquel tiempo, oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos: «Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». El rey lo sintió, pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran, y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús. Palabra del Señor.

Primera lectura Lv 23,1.4-11.15-16.27.34b-37 En las festividades del Señor convocarán asamblea litúrgica Lectura del libro del Levítico. EL Señor habló a Moisés: «Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocarán en las fechas señaladas. El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor. El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor. Comerán panes ácimos durante siete días. El primer día se reunirán en asamblea litúrgica, y no harán ningún trabajo servil. Los siete días ofrecerán al Señor oblaciones. El séptimo se volverán a reunir en asamblea litúrgica, y no harán ningún trabajo servil”». El Señor habló a Moisés: «Di a los hijos de Israel: “Cuando entren en la tierra que yo les voy a dar y sieguen la mies, llevarán al sacerdote una gavilla como primicia de su cosecha. Este la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que les sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado. A partir del día siguiente al sábado en que lleven la gavilla para el balanceo ritual, contarán siete semanas completas: contarán cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofrecerán una oblación nueva al Señor. El día diez del séptimo mes es el día de la Expiación. Se reunirán en asamblea litúrgica, ayunarán y ofrecerán al Señor una oblación. El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero se reunirán en asamblea litúrgica. No harán trabajo servil alguno. Los siete días ofrecerán al Señor oblaciones. Al octavo volverán a reunirse en asamblea litúrgica y ofrecerán al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No harán trabajo servil alguno. Estas son las festividades del Señor, en las que se reunirán en asamblea litúrgica, y ofrecerán al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día». Palabra de Dios. Salmo Sal 81(80),3-4.5-6ab.10-11ab (R. 2a) R. Aclamen a Dios, nuestra fuerza. V. Acompañen, toquen los panderos, las cítaras templadas y las arpas; toquen la trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta. R. V. Porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida para José al salir de Egipto. R. V. No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué de la tierra de Egipto. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya. V. La palabra del Señor permanece para siempre; pues esa es la palabra del Evangelio que se les anunció. R. Evangelio Mt 13,54-58. ¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso? Lectura del santo Evangelio según san Mateo. EN aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga. La gente decía admirada: «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?». Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta». Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe. Palabra del Señor.

Primera lectura Éx 40,16-21.34-38 La nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor la llenó Lectura del libro del Éxodo. EN aquellos días, Moisés hizo todo conforme a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue erigida la Morada. Moisés erigió la Morada, colocó las basas, puso los tablones con sus travesaños y plantó las columnas; montó la tienda sobre la Morada y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había mandado a Moisés. Luego colocó el Testimonio en el Arca, sujetó los varales al Arca y puso el propiciatorio encima del Arca. Después trasladó el Arca a la Morada, puso el velo de separación para cubrir el Arca del Testimonio; como el Señor había mandado a Moisés. Entonces la nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada. Moisés no pudo entrar en la Tienda del Encuentro, porque la nube moraba sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada. Cuando la nube se alzaba de la Morada, los hijos de Israel levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero cuando la nube no se alzaba, ellos esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre la Morada, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel. Palabra de Dios. Salmo Sal 84(83),3.4 5-6a y 8a.11 (R. 2) R. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo! V. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo. R. V. Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey mío y Dios mío. R. V. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre. Dichoso el que encuentra en ti su fuerza. Caminan de baluarte en baluarte. R. V. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. R. Aclamación R. Aleluya, aleluya, aleluya. V. Abre, Señor, nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R. Evangelio Mt 13,47-53 Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran Lectura del santo Evangelio según san Mateo. EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Han entendido todo esto?». Ellos le responden: «Sí». Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo». Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí. Palabra del Señor.

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