Queda Algo Por Decir
Podcast de Florencia Lema
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4 episodiosMiro the fosters o black mirror hasta las dos de la mañana porque no tengo nada que hacer al otro día. Voy al parque con mis amigas y entre un terere y otro me acuesto en el pasto y me siento más cerquita del cielo. Voy a la pileta y me sumergo abajo del agua, intento quedarme ahí un rato, intento sentir esa calma, esa tranquilidad. Tomo sol hasta que me aburro, lo cual pasa muy pronto porque soy inquieta. Me quedo hasta quien sabe que hora leyendo un libro de blue jeans o con las redes sociales. Veo películas de navidad, porque me gustan. Cada tanto, un día con más frío, voy al cine. Otro, tal vez, de esos que me desborda el buen humor bajo la ventana del auto y canto a los gritos observando la ciudad, porque en ese instante estoy feliz. Y no puedo negarte que a pesar de que me distraigo, de que la paso bien, siempre tengo un ratito para pensarte. Y para extrañarte toneladas. Quiero saber como haces vos, para no extrañarme, para no querer verme, para no recordarme. Quiero saber que haces vos en tus noches de verano donde no pensas en mí.
Tengo una inseguridad que alcanza las nubes. Y casi siempre siento que nadie me quiere. Es raro sentir que nadie te quiere. Porque sabes que hay gente que sí pero igual tu mente se empaña en decirte que no. Sentís que no tenés nada bueno hasta que un lunes nublado del día 20 de julio te tocan el timbre y un desconocido (o una conocida en mi caso) te da un chocolate que te regalo un amigo a la distancia. Son las 10 de la mañana y me emociono como una nena en sentir que alguien me quiere, que alguien está ahí, del otro lado, aunque me cueste verlo. Y aunque mi mente se empeñe en decirme que no. A falta de abrazos en la vida real, tenemos chocolates y timbres que suenan a las 10 de la mañana recordándote, en tu momento más vulnerable e inseguro, que no estás tan solo como pensabas. Y por si tenías alguna duda, yo te la disipo. No lo pienses más: Es ahí.
La noche nos pone vulnerables. Nos hace decir la verdad, nos saca los filtros, las vergüenzas, los temores. Esa fue mi excusa en ese momento. O quizás no fue la noche. Quizás fui yo. Aunque nunca te lo dije. Quizás fue la emoción en el pecho que me provocabas. Quizás fue el cansancio. Quizás no decir lo que sentía me pesaba. O quizás fue que cosas como esas no sobran nunca. “Te quiero” te dije. A las doce y tres minutos. “Es el horario, perdón, la noche me hace mal” me excuse. Pero uno no dice te quiero porque sí. La noche te hace decir la verdad, las cosas que tenes escondidas. No te hace mentir. Y vos sabías que no fue una mentira. Que te quería, y que lo hacía en serio. Que me daba miedo decirlo. “Yo también te quiero” me dijiste. Y fue un alivio. No quería sentirme sola en ese acto de sinceridad. No quería que sea muy pronto, que te asustes. Pero el amor no entiende de tiempos. No sabe cuando está bien decirlo. Y es que, ¿hay un momento correcto para querer? El amor no entiende. Y no le interesa. No le importa si está bien o no. Así que en ese momento nada me pareció más correcto que expresarlo, que decirlo, que soltarlo, que hacértelo saber: Que te quería y que lo estaba guardando hace mucho tiempo. Que te quería. Así, con el cansancio, el peso y con la vulnerabilidad que uno siente a las doce y tres minutos. 👉🏻 Más escritos como estos en solovineaexpresarme.blogspot.com
¿A dónde se van las cosas que querias hacer y no hiciste? ¿A dónde se van las palabras que no dijiste? ¿A dónde se van las cosas que te prohibiste hacer porque no era lo que la gente esperaba de vos? ¿A dónde se van los sueños que te depiertan llorando o con una sonrisa? ¿A dónde se van los "para siempre" y los "nunca más" cuando no se cumplen? ¿A dónde se va el "te quiero" cuando se deja de querer? ¿A dónde se van las promesas no cumplidas y las decepciones? ¿A dónde se va la vida cuando la muerte le gana? ¿A dónde se van los recuerdos olvidados? ¿A dónde se van las ganas cuando no se sacian? ¿A dónde se va el dolor cuando es reemplazado con felicidad? ¿A dónde se van los abrazos dados desde el alma? ¿A dónde se van los sueños que nunca fueron por miedo? ¿A dónde vas vos? O mejor dicho: ¿a dónde queres ir?
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