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Durante décadas, después del final de la Segunda Guerra Mundial, persistieron los rumores de que las montañas del suroeste de Polonia tenían un precioso secreto: un misterioso tren cargado de toneladas de oro, joyas raras y arte invaluable oculto por los nazis en un laberinto secreto de túneles. Cuando en 2015 dos cazadores de tesoros afirmaron haber localizado el “Tren de oro de Hitler” en el área de Walbrzych, las noticias llegaron a los titulares de todo el mundo. Pero, ¿cuál es la verdad detrás del supuesto descubrimiento?

Los científicos estadounidenses trabajaron febrilmente para desarrollar la primera bomba atómica. Temían que la Alemania de Hitler estuviera a punto de construirla y terminasen antes que ellos. Más tarde se informó que los alemanes habían abandonado sus planes. Según nuevos documentos, informes militares aliados y planes de construcción existentes, Hitler ya había probado un nuevo tipo de arma nuclear en marzo de 1945. ¿Hasta dónde llegaron realmente los alemanes en la construcción de la bomba atómica?

Algunas batallas clave de la Segunda Guerra Mundial se libraron en la sombra. Fueron ataques secretos en territorio hostil o en tierra de nadie, donde los detalles de las misiones podían ocultarse o exagerarse según conviniera a las artes oscuras de la propaganda y el espionaje. En este último episodio de la serie conoceremos las intrigantes historias de cuatro famosas operaciones especiales que no fueron lo que parecían: el rescate de Mussolini, el asesinato de Reinhard Heydrich, el secuestro, por parte del SOE, del general Kreipe y las operaciones tras las líneas aliadas de los hombres lobo de Himmler.

En 1945, los nazis estaban a la fuga mientras los aliados, triunfantes, estaban a punto de arrasar las fronteras occidentales de Alemania. Pero en lo más hondo del corazón del sur del Reich de Hitler acechaba la amenaza de lo desconocido. Entre los altos mandos aliados, creció el temor a un contraataque nazi desesperado desde los Alpes. Al mismo tiempo, las reservas de oro y divisas del Reich fueron secretamente transportadas a ese emplazamiento, lo que reforzó la idea de la existencia de la fortaleza Alpina o Alpenfestung, pero… ¿Existió realmente?

Se suponía que era el líder supremo de una raza superior, un ejemplo de salud física y mental para guiar a la Gran Alemania hacia un futuro glorioso. Pero tras la fachada del poderoso Führer había un frágil adicto a las pastillas, dependiente de una dudosa dieta de inyecciones, comprimidos y tónicos. En pocos años, Adolf Hitler quedó reducido a una figura débil y temblorosa, una sombra del hombre que fue al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.