¡Oíd, mortales!

Noviembre, 1815. Rondeau había asumido el mando del Ejército Auxiliar del Alto Perú, reemplazando a San Martín. Desde entonces, la moral del ejército se había desplomado en una espiral de deserción e indisciplina. En medio de este caos, se alzó una figura imponente: Martín Miguel de Güemes, que decidió retirarse del ejército y por su cuenta proteger Salta, su provincia natal. Allí, Güemes se convirtió en un genio militar incomparable, liderando a los legendarios Dragones Infernales. Mientras las tensiones entre provincias se intensificaban y el desorden interno amenazaba con destruir los logros de la revolución, los representantes de las provincias del Río de la Plata se reunieron en un histórico congreso en Tucumán. Allí, con la determinación de quienes saben que el destino de la patria está en juego, se disponen a declarar la independencia de la nación.

En enero de 1814, la histórica reunión entre San Martín y Manuel Belgrano en la posta de Yatasto marcó un punto crucial en la guerra por la independencia de las Américas. Al mismo tiempo, las fuerzas patriotas sitiaban Montevideo con el objetivo de conquistar ese enclave realista en el Río de la Plata. Durante ese año, Argentina enfrentó diversos desafíos significativos, como los conflictos con Artigas, la restauración de Fernando VII al trono español y la creación de una flota patriota, liderada por nada más ni nada menos que Guillermo Brown.

Mientras Montevideo permaneciera en manos de los realistas, el litoral sufriría constantes ataques y saqueos. El 3 de febrero de 1813, el general San Martín vivió el bautismo de fuego de sus granaderos y logró pacificar la región. Al mismo tiempo, a lo largo de 1813, una nueva asamblea constituyente intentó consolidar las bases de la independencia. Sin embargo, los contratiempos para la revolución aún no habían terminado.

En la serena noche tucumana, Bernabé Araoz se desplaza a todo galope con un objetivo firme: encontrar a Manuel Belgrano y persuadirlo de que desista de su retirada. Convencido de la imperiosa necesidad de enfrentar a los españoles, Araoz asegura a Belgrano el respaldo de Tucumán. Desafiando directamente las órdenes que le llegaban desde Buenos Aires, Belgrano, enardecido por el espíritu patriótico de la independencia, decide suspender su repliegue y plantar cara a Pío Tristán en lo que pasará a la historia como una de las batallas más emblemáticas de la historia Argentina.

El 20 de Junio de 1811 las tropas argentinas tuvieron una terrible derrota den la batalla de Huaqui. La Junta Grande, que gobernaba entonces las provincias unidas del Río de la Plata, estaba muy desgastada, y la derrota en Huaqui la volvió insostenible. El nuevo gobierno, el Primer Triunvirato, designó entonces un nuevo líder para las tropas del Ejército del Norte, Don Manuel Belgrano.