El Regreso de Tutankamón

Howard Carter duda si lo que dice Javier Sierra sobre su procedencia del futuro es cierto. Y lo pone a prueba. Le pregunta por todo lo que sucederá a partir de 1924 con la tumba de Tutankamón. Carter ha tenido que abandonar Egipto y no sabe si podrá regresar. Tampoco imagina el alcance que va a tener su hallazgo para la Historia. Sierra deslizará algunas revelaciones, cuidando de no cambiar el curso de los acontecimientos. Su viaje está a punto de concluir.

¿Y la maldición? ¿Afectó alguna clase de hechizo milenario los trabajos del equipo de Howard Carter en el Valle de los Reyes? La prematura muerte de Lord Carnarvon en El Cairo y los acontecimientos que rodearían los primeros meses de exploración de la tumba, prendieron una polémica de la que Carter se resiste a hablar. Pero lo hace. Y desvela detalles de los que nunca hasta ahora habíamos sabido nada.

Howard Carter no cree en supersticiones. Durante su viaje en tren, acosado por las preguntas de Javier Sierra, termina confesando que el 26 de noviembre de 1922 entró en secreto en la tumba de Tutankamón. Lo hizo antes que ninguna autoridad del país, arropado por la madrugada y borrando sus huellas para no ser descubierto. Su relato, estremecedor, da fe del extraordinario momento en el que Carter dio un auténtico salto en el tiempo, 3.500 años atrás en la Historia.

El día que Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón, sus obreros atribuyeron el éxito al canario amarillo que llevó a la excavación. Sin embargo, tras abrir el primer muro y comprobar que dentro parecía esconderse un enterramiento real, el “pájaro amarillo” –como lo llamaban los operarios— fue atacado por una cobra. Aquello se tomó como la primera señal inequívoca de que la tumba solo les iba a traer desgracias

Howard Carter confiesa a Javier Sierra que algo misterioso ha estado guiando sus pasos en el Valle de los Reyes, llevándolo hasta la tumba de Tutankamón. Todo en su vida parece haber sido dispuesto por el destino para ese momento… “Fue como si el propio Tutankamón me estuviera pidiendo a gritos que lo buscara”, asegura. Pero, al tiempo, le obsesiona la idea de convertirse en otro saqueador de tumbas que persigue las riquezas de un faraón.