Tanta paz lleven

Oís su nombre y automáticamente pensáis en el clásico teorema y en los triángulos, pero Pitágoras fue mucho más que eso. Incluso han llegado a decir que también fue menos. Cuántos misterios, ¿verdad? Hoy conoceréis al Pitágoras vecino, matemático y líder de su exclusivo club (¿por qué no llamarlo secta?) formado por los pitagóricos. A pesar de tener nombre de grupo de payasos, en realidad eran unos buenos frikis de los números. Y unos flipados, venga, que al final nos habéis hecho decirlo.

No importa cuál sea tu objetivo, siempre tienes que perseguir tus sueños y luchar por hacer lo que te gusta. Esa filosofía barata fue la que aplicó Juan I de Bohemia en su vida. Un rey al que siempre le encantaron los caballeros y por ello se convirtió en uno y peleó en el campo de batalla hasta el final, a pesar de estar ciego. Aunque fuera del campo de batalla se portaba regular.

Cada vez que vas a casa de un colega y le pides la clave del Wifi deberías acordarte de ella, porque su mente hizo posible que hoy tengamos esa conexión. Nos referimos a Hedy Lamarr, una mujer recordada en la historia por su belleza, pero menudo coco tenía. Una estrella de Hollywood cuyo nombre podréis encontrar en el Paseo de la Fama y que ayudó, y mucho, en la II Guerra Mundial.

Vaquero clásico, suéter negro, gafita fina y una manzana con un bocado. Con esta descripción ya sabrás que no hablamos de Blancanieves, sino de Steve Jobs. El señor de Apple. El señor del Mac. El señor de los productos que tienen que empezar por i minúscula, aunque sea un nombre propio y aunque sea la primera palabra de una frase. Conocido por su ingenio, pero también por sus lados oscuros y polémicos. Nunca os fieis de alguien que se hace un viaje a la India.

Hoy podría parecer que hablamos de dos personas: James Barry, por un lado, y Margaret Bulkley, por otro. Sin embargo, se trata de la misma persona. Un personaje histórico que tuvo que fingir durante toda su vida para que le dejaran ejercer la medicina. Hoy traemos al Doctor House de principios del siglo XIX, no por estar enganchada a las pastillas, sino por su simpatía con los pacientes.