Luis Miguel ¿culpable o no?

Del 2015 al 2017 Luis Miguel tocó fondo. Tuvo pleitos legales, problemas de salud, crisis emocionales y cancelaciones de conciertos que lo llevaron a la peor faceta de su carrera. Su amigo Miguel Alemán Magnani, nieto de un ex presidente e hijo de un ex gobernador, se haría cargo de su rescate. En 2018 renació la estrella.

Las condiciones de Luis Miguel para convertirse en la imagen de Guerrero estuvieron fuera de la reglamentación de cualquier contrato con el gobierno. Lo que cobró al erario fue sin precedentes. Tras la devastación por el paso de los huracanes Ingrid y Manuel los acapulqueños le reclaman no haberles apoyado con algo de lo que se le destinó.

En 2013 el gobierno del estado de Guerrero, entonces dirigido por Ángel Aguirre del PRD, eligió a Luis Miguel para ser el rostro y la voz de una campaña publicitaria que pretendía reactivar el turismo. “El Sol” aceptó. Puso su precio en dólares. Como no le alcanzaba al gobierno local la Secretaría de Turismo federal entró al rescate.

El cambio de milenio trajo consigo un nuevo partido político en la Presidencia de la República Mexicana: el PAN, quien dio dos presidentes consecutivos. En ambos casos, el cantante mexicano más exitoso de todos los tiempos aplicó la de Salinas: “Ni los veo ni los oigo”. Lo que invita a la reflexión: ¿Luis Miguel es priista?

Con la mayoría de edad vino la separación de Luismi con su papá y representante “Luisito Rey”. Una de las razones fue la deuda con el fisco mexicano. El ídolo acudió a la toma de posesión de Carlos Salinas de Gortari; luego cantó en los XV años de su hija en Los Pinos. Más tarde obtendría el agradecimiento del primer mandatario.