
Podcast El Lugar de Su Presencia
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Hemos creído muchas cosas que suenan bíblicas… pero no lo son. En tiempos donde abundan las voces y escasea el discernimiento, necesitamos volver a la Palabra, examinar lo que escuchamos y sostenernos en la verdad. La sana doctrina no es opcional: es la base de una fe sólida, viva y sin engaños. No tragues entero. Revisa, compara y quédate con lo que viene de Dios.

La honra no es orgullo, apariencia ni imposición: es un acto de amor, gratitud y obediencia. Honramos a Dios cuando obedecemos su Palabra, y honramos a otros cuando reconocemos su valor, autoridad y legado. Así como en una carrera de relevos, la honra se da al que va delante, al que corre contigo y al que viene detrás. No se exige… se siembra, se modela y se celebra.

Jesús no solo tuvo discípulos hombres; también fue seguido por mujeres valientes, generosas y transformadas. Mujeres como María Magdalena y Juana, que fueron sanadas, liberadas y luego se convirtieron en testigos, sostenedoras y portadoras del mensaje más grande: la resurrección. Dios sigue usando mujeres para predicar, profetizar, enseñar y discipular, no para competir, sino para complementar su obra con gracia, poder y amor.

Amar no siempre es fácil, pero es el mandamiento más claro de Jesús. El amor que Él nos enseñó no se basa en emociones, se basa en obediencia, en rendición y en madurez. Amar es aprender a callar, a perdonar, a rendirse en lo privado y a ser consistente en lo cotidiano. No se trata solo de sentir, sino de suplir lo que el otro necesita, incluso cuando no nos nace. Porque el verdadero arte de amar se revela cuando elegimos glorificar a Dios en medio del dolor, la tentación y la contradicción.

En un mundo donde el amor se enfría y las relaciones se rompen, Dios nos llama a lo contrario: a amar como Él ama. Este es un tiempo para sanar el corazón, para rendir el orgullo, para ver a los demás con los ojos del Padre. No es momento de juzgar ni retener… es tiempo de dar, de consolar, de adorar y de perseverar en el amor, aunque todo lo demás se esté derrumbando.