
Pulso Geopolítico
Podcast von Radio Intereconomía
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La financiación del terrorismo islamista sigue siendo uno de los mayores desafíos para la seguridad internacional. Estas organizaciones obtienen recursos a través de donaciones ilícitas, tráfico de armas, drogas y actividades criminales. Entender estos mecanismos es clave para frenar su expansión y desmantelar sus redes. Recientemente, Inmaculada Antúnez, ha investigado cómo ha gestionado China el terrorismo. Su interés radica en cómo el país asiático ha logrado proteger sus intereses económicos y estratégicos en regiones conflictivas, como Afganistán, Pakistán y Somalia, donde está construyendo importantes infraestructuras en el marco de la Ruta de la Seda. La investigación revela que China ha implementado medidas de seguridad, cooperación internacional y control interno para evitar que el terrorismo afecte sus proyectos y rutas comerciales. Gracias a estas estrategias, China ha conseguido erradicar el terrorismo yihadista sin comprometer sus relaciones diplomáticas ni sus inversiones en estos países.

Myanmar enfrenta una situación de gran inestabilidad debido a su prolongada guerra civil y sus fronteras porosas, que tienen profundas implicaciones en la geopolítica asiática. Desde el golpe de Estado de 2021, el país ha sido escenario de enfrentamientos entre el gobierno militar y diversos grupos insurgentes, lo que ha generado una crisis humanitaria y una fragmentación territorial. La fragilidad de sus fronteras facilita el ingreso y la salida de armas, combatientes y refugiados, aumentando la tensión en la región. Además, la lucha por el control del país ha atraído la atención de potencias regionales e internacionales, que buscan influir en el destino de Myanmar para proteger sus intereses estratégicos. La situación también afecta a países vecinos como Tailandia, India y China, que enfrentan desafíos en la gestión de flujos migratorios y seguridad. La comunidad internacional ha condenado la represión y ha llamado a una solución pacífica, pero la persistente violencia y la falta de diálogo político profundizan la crisis. La situación en Myanmar, a menudo olvidada en el escenario global, representa un punto crítico que puede alterar la estabilidad en toda Asia, con posibles repercusiones en la seguridad regional y mundial.

El ascenso de India como potencia global ha marcado un cambio significativo en el escenario geopolítico internacional. En las últimas décadas, India ha experimentado un crecimiento económico sostenido, convirtiéndose en una de las economías de más rápido desarrollo del mundo. Este avance ha fortalecido su influencia en la región de Asia del Sur y ha ampliado su presencia en foros internacionales. La posición geopolítica de India se ha consolidado gracias a su estrategia de fortalecer alianzas con países clave, como Estados Unidos, Japón y Australia, en el marco del Quad, y a su interés en mantener una postura de equilibrio frente a China, su principal competidor en la región. Además, India busca ampliar su papel en organizaciones multilaterales y promover una política exterior basada en la no alineación y la cooperación internacional. Su creciente poder militar, junto con su influencia económica y diplomática, la posicionan como un actor clave en la configuración del orden mundial. La región del Indo-Pacífico, en particular, se ha convertido en un escenario donde India busca defender sus intereses estratégicos y promover un equilibrio de poder que favorezca la estabilidad regional. El ascenso de India, por tanto, no solo redefine su papel en Asia, sino que también tiene profundas implicaciones para la política global en los próximos años.

El cambio de régimen en Siria tiene profundas implicaciones geopolíticas y estratégicas en el contexto internacional actual. La transición política en Siria no solo afecta la estabilidad interna del país, sino que también influye en las dinámicas regionales y globales. La presencia de actores internacionales como Estados Unidos, Rusia, Irán y Turquía complica aún más la situación, cada uno con sus propios intereses en la región. Rusia, por ejemplo, busca mantener su influencia en Siria y asegurar sus bases militares, mientras que EE.UU. se centra en limitar la presencia de actores considerados adversarios y en apoyar a ciertos grupos opositores. Irán, por su parte, busca consolidar su influencia en el eje chií y fortalecer su presencia en el Levante. La posible transición de poder en Siria podría alterar el equilibrio de poder en Oriente Medio, afectando las alianzas existentes y generando nuevas tensiones. Además, un cambio de régimen podría abrir la puerta a una mayor estabilidad o, por el contrario, a un aumento de la violencia y el extremismo. En este escenario, la comunidad internacional debe actuar con cautela, promoviendo soluciones diplomáticas que aseguren una transición pacífica y estable, evitando que el conflicto se extienda y afecte la seguridad global.

El cambio de régimen en Siria tiene profundas implicaciones geopolíticas y estratégicas en el contexto internacional actual. La transición política en Siria no solo afecta la estabilidad interna del país, sino que también influye en las dinámicas regionales y globales. La presencia de actores internacionales como Estados Unidos, Rusia, Irán y Turquía complica aún más la situación, cada uno con sus propios intereses en la región. Rusia, por ejemplo, busca mantener su influencia en Siria y asegurar sus bases militares, mientras que EE.UU. se centra en limitar la presencia de actores considerados adversarios y en apoyar a ciertos grupos opositores. Irán, por su parte, busca consolidar su influencia en el eje chií y fortalecer su presencia en el Levante. La posible transición de poder en Siria podría alterar el equilibrio de poder en Oriente Medio, afectando las alianzas existentes y generando nuevas tensiones. Además, un cambio de régimen podría abrir la puerta a una mayor estabilidad o, por el contrario, a un aumento de la violencia y el extremismo. En este escenario, la comunidad internacional debe actuar con cautela, promoviendo soluciones diplomáticas que aseguren una transición pacífica y estable, evitando que el conflicto se extienda y afecte la seguridad global.