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5 episodiosCuando Gustavo Dudamel se convirtió en director de la Filarmónica de los Ángeles, lo primero que hizo fue abrir un proyecto, El Sistema, que en 2020 tendrá más de 2000 niños y con más de cinco centros. El arte debería ser un derecho fundamental dentro del crecimiento de nuestros niñas y niñas. Dudamel creció en ese entorno, con el arte en su hogar, y propone aplicarlo en todas partes en países con más o menos recursos económicos. "Cuando le das a un niño un instrumento, le otorgas la posibilidad de crear un mundo, le das un camino infinito rico en espíritu y belleza. Ahí está lo transformador y único del arte en la sociedad".
Para Gustavo Dudamel el músico más revolucionario fue, sin duda, Beethoven. Vivimos en constante evolución y revolución y esta ruptura con el estancamiento es inherente al propio arte que necesita se transformado de forma constante. La música siempre ha sido un sistema de unión, un puente que aúna culturas. Por eso, no se puede ni etiquetar ni politizar, pues perdería su esencia. El director de orquesta comprende y utiliza ese gran poder que ofrece la música cambiando mundos allá donde va tanto dentro como fuera de los auditorios.
El gesto no es tan importante como lo que se transmite a los músicos. En ocasiones el director de orquesta puede llevar una melodía sin siquiera moverse. García Lorca hablaba de "el duende", una magia, un ser que conecta y transmite. Gustavo Dudamel asegura no tener rituales específicos antes o después de un concierto. Tiene total confianza en sus músicos y sabe que es mejor "saber escuchar que saber hablar". Los ojos cerrados y los oídos bien abiertos. No hace falta más. Así lo explica el propio Dudamel.
Cuando Dudamel iba al colegio, se montaba su propia orquesta con muñecos y trozos de madera. A los siete años fue timbalero en una banda y, aunque quiso ser trombonista como el padre, los brazos no le daban para las barras del trombón. Llegó al violín. Padre e hijo practicaban con sus respectivos instrumentos mientras caminaban por la casa. La música clásica no tardo en cruzarse en el camino de Gustavo. Años después Gustavo Dudamel se presentó al concurso de dirección de orquesta Gustav Mahler en Baviera... ganó. Las notas empezaron a correr más rápidas que en una sinfonía, los brazos se estiraron, ya no había quien parara esa batuta.
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