Un café con tu voz (VI)

Zoonosis. Así se denomina a cualquier enfermedad infecciosa que se transmite de los animales al ser humano, y viceversa. Esto, lo pillo en una conversación entre Mirlo y sus amigos. Solo saludo con un gesto de la cabeza. No les interrumpo. Les oigo de lejos. Hace demasiado frío para salir a la terraza en pijama. Busco información.

Aquí seguimos. Ni fundido a negro, ni explosión, ni na de na. A ver, que casi mejor. A mí me venía fatal lo del fin del mundo. Seguro que a más de uno le hubiera encantado, aunque solo fuera por joder. Seguimos con lo de las residencias. Con Isabelita, con Simón, con Cayetana, y claro, con las Elecciones, los presupuestos y el fútbol. Eso sí, con mascarilla.

Pienso en algunos de los comentarios que leo. "Así se infecten todos", escupe una funcionaria del servicio de salud gallego. "Vienen los madrileños con su mierda". Repetido cientos de veces desde las Comunidades Autónomas con menos casos de infección. "Quédate en casa". "No viajes". Voy a mi casa. Casualidad, está en la zona 0. Hablar, por hablar. Indignarnos con dosis de miedo y odio, muy altas. ¿Nos hace sentir mejor?

Si, un mes de silencio. Enfermé de odio. Me odiaba, te odiaba, les odiaba. Perdí mi yo. No, no soy así. Y lo peor es que no tenía ganas de buscarme. Llegué a pensar que era mi "nueva normalidad". Ya se sabe, cuando uno enferma, ha de buscar remedio.

Ya está claro. Lo dice Wickramasinghe (vaya apellido), profesor de Matemáticas Aplicadas y Astronomía en la Universidad de Cardiff durante más de tres décadas y con más de 70 artículos publicados en Nature. El puto virus, llegó subido en un meteorito que cayó en China, en octubre de 2019. Y ahora, ¿qué me dices?